PÁGINAS AL VIENTO  -  Pinceladas de tinta          PANEL CENTRAL

Capas de piel

Vicente Herrera Márquez 

 

No me cuesta mucho desvestirme, tampoco vestirme, y confieso, con un poco de vergüenza, que tampoco me cuesta ponerme el traje de hipocresía y lo digo porque lo he comprobado. Muchas veces me he vestido para esa ocasión, sin querer, queriendo o por la necesidad mal entendida del momento, por ejemplo: cuando hay que agradar al amigo condicional, a la familia interesada o a la conquista pasajera;  cuando hay que alabar al poeta que sublima tus letras en una noche de bohemia, como así también al que te da trabajo para sustentar el pan. Total que ocasiones para lucir ese traje en la vida no faltan.

Vestirse para el auditorio desconocido e incluso para el público habitual no cuesta nada, es muy fácil ponerse el traje de hipocresía al igual que sacarse la ropa que cubre el ser superficial. Lo realmente difícil es desnudarse por completo delante de la gente y sacarse esa coraza blindada que hemos construido para esconder la palidez, el rubor, el temor y la vergüenza de nuestra verdadera piel.



 

Incluido en el libro: Pinceladas de tinta, inquietudes, divagaciones y otros.
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